El rol de la empresa en el marco de los objetivos de desarrollo sostenible

En los próximos años nos enfrentamos a uno de los grandes retos que nos hemos marcado a nivel internacional: la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y, verdaderamente, para lograr alcanzar este reto necesitamos que el rol de la empresa evolucione, para convertirse en un agente más activo en la resolución de los problemas mundiales.

Debemos preguntarnos ¿cuál es el rol que la empresa puede tener en la resolución de los problemas de la sociedad? Y, ¿cómo debe hacerlo? Encontrar la respuesta correcta a esta pregunta no es fácil pero sí podemos acercaros diferentes formas en las que la empresa puede participar:

  1. A través de su propio negocio, integrando en su actividad estrategias que simultáneamente crean valor económico y social, el conocido “shared value” o valor compartido. Para ello, la empresa solo necesita buscar hacer las cosas de siempre, pero de una forma diferente, intentando generar más valor para otros (mayores y mejores condiciones laborales, protección medioambiental, cadenas de suministro que generan oportunidades de desarrollo local, entre otros) o hacer nuevas cosas, creando nuevos productos y/o servicios que resuelvan importantes necesidades. En esta idea, las empresas son generadoras de una innovación social que busca un impacto positivo entre los más vulnerables de la sociedad: la empresa tiene el potencial de generar riqueza, al tiempo que genera más valor social.
  2. A través sus acciones e iniciativas sociales, la empresa puede devolver a la sociedad, la riqueza que ha generado a través de su negocio, persiguiendo objetivos sociales. En este eje tiene cabida desde la tradicional filantropía y las donaciones a causas sociales, hasta una acción social a mayor nivel estratégico en la que la empresa busca alcanzar un objetivo social desarrollando un programa o proyecto en el que la inversión de la empresa aumenta involucrando recursos humanos, y capacidades tecnológicas, entre otros.
  3. A través del lobby y la sensibilización. En este plano la empresa emplea sus capacidades y poder con un objetivo de movilización, así como de promover los cambios institucionales necesarios que ayudan a la resolución de un problema de la sociedad.

Es, por tanto, útil que aquellos que trabajamos para apoyar a la empresa en su rol de contribución al desarrollo, aclaremos cuáles de las tres maneras de contribución queremos incentivar. Y para ello, es importante tener en cuenta los pros y contras de los diferentes enfoques.

Hasta ahora muchas de las iniciativas que promueven la involucración de la empresa en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (antes los ODM, pero ahora, los ODS) han girado alrededor del segundo enfoque de contribución de la empresa. Se tiende a promover iniciativas de responsabilidad social empresarial, acción social o filantropía en los que se trabaje más en alianza, en la que los resultados sean mayores, más eficientes, más sostenibles… Son esfuerzos importantes que no deben quedar a un lado.

Pero en su ambiciosa formulación los ODS nos animan a impulsar iniciativas que pertenecen al primer bloque, que buscan cambiar, nada menos que el modelo de generación de riqueza actual. Un nuevo modelo en el que los objetivos sociales y medioambientales se integran en las estrategias empresariales que generan recursos económicos de manera más incluyente y sostenible. Trabajar en estos campos, supone cambiar las reglas, asumir responsabilidades acordes al poder de cada uno, y ser realmente conscientes de que estamos en una nueva era.

Nos enfrentamos a una oportunidad para que converjan las agendas de sostenibilidad de las empresas (que poco a poco desde la esfera empresarial se reconoce que atañen a la esencia del modelo de negocio), con una nueva agenda de desarrollo que tiene, para este 2030, unas metas ambiciosas para hacer frente a los problemas de la sociedad. Al mismo tiempo, vivimos un momento histórico para que desde la cooperación tendamos puentes a las empresas, reconociendo su rol fundamental en el tipo de desarrollo que implantamos en la sociedad.

Sin duda tenemos una gran oportunidad. Y es fundamental que en este escenario tan amplio, nunca perdamos el foco en la lucha contra la desigualdad y la pobreza y nos unamos, también con el sector privado, para que sea no sólo su acción social, sino también su estrategia empresarial desde la que asumirán el que sigue siendo uno de los retos más complejos de nuestra humanidad.