¿Es compatible la rentabilidad económica de las empresas con la inclusión?

La capacidad de las empresas para responder a las necesidades sociales de su entorno sin condicionar su rentabilidad económica es un tema en auge y cada vez más presente en los Consejos de Administración.  Afortunadamente los resultados cada vez son más esclarecedores.

Testimonios de empresas, conclusiones de estudios y reflexiones de diversas fuentes y tendencias confirman que cuando las empresas se preocupan por los retos sociales, sus resultados  económicos mejoran y la aceptación social se afianza. Pese a ello, todavía se aprecia incertidumbre o resistencia al cambio. La mayoría de los CEO reconocen que la empresa tiene una oportunidad y responsabilidad de atender los retos sociales, pero muchos dudan si es compatible con sus objetivos empresariales.

Estudios como Total Societal Impact. A New lens for strategy, elaborado por BCG en 2017, ofrecen una visión más clara de la realidad. Tras analizar el caso de 300 empresas de diversos sectores, los resultados concluyen de manera contundente que “las compañías que destacan por sus esfuerzos sociales y medioambientales, obtienen mejores retornos para sus accionistas”. A raíz de ello se plantea el concepto Total Societal Impact. Una nueva forma de concebir la estrategia empresarial, en la que la generación de valor global para la sociedad (valor económico, social, ambiental…) se convierte en el elemento clave para gestionar las empresas del siglo XXI.

 

Los estudios avalan los resultados

Otros estudios relevantes que también han documentado esta sinergia positiva entre rentabilidad económica e impacto social son:

  • Cannibals with Forks – The Triple Bottom Line of 21st Century Business, de John Elkington (1997). A través de numerosos casos, el autor introduce por primera vez las ventajas de combinar la rentabilidad económica con los resultados sociales y medioambientales de las empresas.

 

 

 

  • The Impact of Corporate Sustainability on Organizational Processes and Performance, de Robert G. Eccles, Ioannis Ioannou, y George Serafeim para Harvard Business School (2011). Tras analizar 180 compañías americanas los autores observan que las empresas con elevados estándares de sostenibilidad en práctica, con políticas fuertemente integradas en el gobierno corporativo y negocio, mejoran sus resultados en términos económicos a largo plazo. Frente a aquellas que trataban la sostenibilidad de manera menos integrada.

 

  • La sostenibilidad en la estrategia de las empresas españolas, de Deloitte (2017). estudio confirma que la ecoeficiencia y el compromiso sostenible están relacionados con un excelente rendimiento económico. “Sólo en los últimos cinco años, se calcula que un conjunto de empresas que han asumido un firme compromiso con la sostenibilidad ha obtenido unos resultados superiores en un 11% a los de sus competidoras en el mercado de valores”.

 

  • BdP 3.0. Desarrollo Sostenible a través de la emprendeduría y la innovación, de Fernando Casado Cañeque (2015) y El Crecimiento Verde hacia la economía inclusiva (2018), ambos pertenecientes a la Red Global de Laboratorios para la Base de la Pirámide. Muestran varios ejemplos del vínculo positivo entre impacto social, medioambiental y económico. Pese a estas evidencias, el debate entre el balance entre rentabilidad económica y social no está cerrado, pues el objetivo final debe ser que el conjunto de la humanidad se beneficie y se logre un modelo económico que verdaderamente genere prosperidad compartida. Esta tendencia -la de poner el “propósito” en el corazón de las organizaciones y las empresas- tendrá sentido en la medida en que verdaderamente se integre como una práctica en el mayor número de empresas posibles, y que se logre avanzar hacia los ODS y hacia una economía en la que todos, especialmente aquellos con menos oportunidades, mejoren.