El éxito de los negocios inclusivos

Desde el Observatorio pensamos que hablar de negocios inclusivos es hablar de productos y servicios, ofrecidos desde el sector privado. Su finalidad es atender las necesidades de las personas en situación de vulnerabilidad, incluirlas en la cadena de valor de la empresa y generar un impacto positivo en la sociedad.

 

Origen y definición

Los negocios inclusivos parten, en una primera idea, de aquellos modelos de negocio que buscan incluir a las personas vulnerables en su cadena de valor. Ya sea como clientes, proveedores o empleados. Originalmente el diseño de negocios inclusivos nace de las políticas europeas de accesibilidad y del Instituto Europeo de Diseño (EIDD). Se denominaba “diseño sin barreras”, y su principal objetivo era proporcionar acceso a las personas con discapacidad en el ámbito educativo y laboral. Este concepto ha ido evolucionando hasta lo que hoy se conoce como “diseño para todos”, que promueve la inclusión social y la equidad.

Actualmente los negocios inclusivos se caracterizan por la capacidad que tiene de generar un retorno para todos. Tanto para la empresa como para las personas involucradas, creando así un estrecho vínculo de “valor compartido”. Este término se refiere a la posibilidad de abrir oportunidades económicas y generar puestos de trabajo. Además, es indispensable que sean (o tengan aspiración a serlo) económicamente sostenibles, pues son iniciativas empresariales que requieren un beneficio en el medio o largo plazo.

Por último, son accesibles para un gran público. A la vista está en la propuesta que tienen hoy muchas empresas de abarcar cada vez más perfiles de personas vulnerables: personas con discapacidad, mayores, jóvenes etc.

 

Algunos factores de éxito

Basados en la experiencia y las aportaciones de varios expertos, desde el Observatorio consideramos algunos factores de éxito para crear un negocio inclusivo:

  1. Mejorar significativamente la calidad de vida las personas involucradas. Es importante destacar que no todos los productos y servicios que hoy se comercializan para los sectores de la población con menos ingresos tienen un impacto social positivo.
  2. Cumplir las cinco “aes”, esto es: asequible, adaptable, accesible, adecuado y (medio)ambiental.
  3. Conocer muy bien su público y forjarse desde la colaboración entre organizaciones de diferente naturaleza. Es esencial diseñar los negocios inclusivos de forma participativa. Las empresas ejemplares en buenas prácticas se esfuerzan por identificar e investigar con profundidad a sus clientes potenciales. Esto pasa por contar con el apoyo de organizaciones sociales y las ONG, que trabajan en su día a día con personas vulnerables.
  4. Conectar con el expertise principal de la empresa. De esta manera se maximiza el reconocimiento e impacto social.
  5. Proponer un valor atractivo. Deben ser capaces de crear un ecosistema de innovación, aportar valor a las comunidades, y tener la capacidad de sumar recursos y conocimientos.
  6. Ser innovadores. La innovación es esencial para el progreso económico y la adaptación a nuevos mercados, sin perder de vista la evolución tecnológica.
  7. Ser rentables. Buscar la viabilidad financiera en el medio o largo plazo es fundamental para perdurar en el tiempo. Los productos y servicios inclusivos deben ser autosuficientes para ser sostenibles. Este es uno de los grandes retos a los que se enfrentan las empresas.
  8. Ser escalable y replicable. Tiene relación con el retorno sobre la inversión. Por ende, los proyectos viables son escalables y replicables, es decir, pueden aumentar sus áreas de acción sin ver comprometido su funcionamiento. Además, tiene la capacidad de desarrollarse en otros espacios, o por otros actores.

 

Este contenido forma parte de la VI investigación: Productos y servicios. Una respuesta empresarial a la vulnerabilidad en España.