Tomás Castillo: «La gente ordena prácticamente el mundo a través del acto de la compra»

Cambiar la mirada del otro. Así resume Amica, asociación sin ánimo de lucro, su estrategia para la inclusión de personas con discapacidad, a través de la formación y el empleo. Cambiar la mirada, explican, para descubrir las capacidades que no siempre somos capaces de ver. “Queremos preparar a la sociedad para que todos podamos vivir en ella”, apunta Tomás Castillo, gerente de la entidad nacida en 1984.
“Cambiar la mirada del otro”. ¿Cómo se logra eso en el caso de las empresas a la hora de contratar personas con discapacidad?

Hemos desplegado muchísimas iniciativas para demostrar a los empresarios que las personas con discapacidad pueden trabajar como las demás, que no queremos que se nos contrate solamente porque hay que cubrir un cupo de reserva o haya que dar oportunidades, sino porque somos personas con capacidades, que podemos aportar valor a la empresa.

Ya en los años 90 creamos un sistema dual para vincular formación y empleo. Hemos formado a más de 4.000 personas y creado más de 2.000 empleos. El sistema se ha demostrado muy eficaz. Y hablamos en algunos casos de discapacidades importantes, de hasta el 78 %. Es importante superar la actividad ocupacional, como un sistema del pasado, para ir a lo laboral, y lograr que las personas con discapacidad también sean un motor de creación de riqueza.

¿Cómo se da ese paso adelante, ese salto a lo laboral?

Generamos alianzas con las empresas, que son quienes emplean. Contamos con algo más de 150 convenios activos. Tenemos servicios de lavado y confección de ropa con clientes de hospitales, hoteles, restaurantes y casas rurales. Tenemos cerca de las 600.000 prendas en circulación, entre lo que es ropa hospitalaria y ropa dedicada a la hostelería. Por eso apostamos por la inversión en tecnologías punteras.

Innovar en tecnología nos ha permitido gestionar el trabajo de forma mucho más eficiente, pero también facilita que cualquier persona pueda trabajar en prácticamente cualquier puesto de trabajo. También avisa ante cualquier incidencia, incluso despistes que pueden conducir a errores. Los procesos automatizados con tecnología de última generación consiguen rentabilizar más cada puesto de trabajo. Intentamos darle la vuelta la tecnología y aprovecharla para mejorar la empleabilidad de estos colectivos, ponerla a su servicio, en vez de crear una brecha entre las personas de alta cualificación y las menos formadas.

¿Qué obstáculos existen entonces a la hora de establecer esas alianzas con empresas?

En primer lugar, porque aún hay miedo a contratar a una persona que tiene discapacidad porque se piensa que no va a poder hacer lo mismo que otros empleados sin discapacidad. Y segundo, si hubiera algún problema, ¿cómo iba a poder despedirla? Desde Amica hacemos una labor de acompañamiento, tanto al empleador como al empleado y su familia.

¿Cómo cree que será el mundo de la empresa en los próximos años?

Las empresas percibían el empleo de personas con discapacidad como algo subsidiario, y ahora somos empresas estratégicas. En la medida que somos competitivos, también somos más relevantes. Hay quien lo ve como una contradicción, pues piensa que lo social tiene que apoyarse en lo caritativo. Sin embargo, es necesaria una economía que funcione, sea competitiva y dé oportunidades a todas las personas.

La economía social debe complementar a la competitiva, creando oportunidades para todas las personas que quedan fuera del mercado laboral, y así que sigan aportando a la sociedad a la que pertenecen por derecho.

Hablamos de las empresas, pero parte del poder de decisión también está en los consumidores, quienes cada vez tienen más formas de presión.

La gente, cada persona, ordena el mundo a través del acto de la compra. En esta pandemia hemos creado mascarillas donde establecimos un precio fijo razonable que mantiene la calidad y protege a las personas. La gente tiene que entender que, además de comprarse una mascarilla, con ese precio está apoyando el empleo de personas con discapacidad y lo local.

Quieren convencernos de que hay que ir a lo barato por encima de todo, que lo único que importa es el precio, y no. Importa si está fabricado aquí o fuera, si se ha cumplido la legislación laboral, si hay explotación infantil, si se cumplen las normas medioambientales… Lo que es barato para ti es caro para el planeta.

 

 

Más información: «Crecimiento inclusivo. En busca de una prosperidad compartida».