Carlos Mataix, director del itdUPM: “Las tecnologías pueden ser poderosas pero solas no cambian el mundo”

“Las nuevas tendencias tecnológicas y la innovación pueden ser muy atractivas y poderosas, pero solas no cambian el mundo. Es necesario crear ecosistemas a su alrededor, trabajar juntos hacia el bien común”.

Carlos Mataix es director del Centro de Innovación en Tecnología para el Desarrollo Humano de la Universidad Politécnica de Madrid (itdUPM), espacio que integra investigadores, profesores y estudiantes trabajando en colaboración con empresas, organizaciones de la sociedad civil y de la Administración pública para abordar problemas sociales significativos y cocrear soluciones en línea con los ODS de las Naciones Unidas.

Profesor de la Escuela de Ingenieros Industriales de la UPM y experto en innovación y alianzas en el ámbito del desarrollo y la sostenibilidad, fue uno de los fundadores de la ONG Ingeniería Sin Fronteras. Mataix ha sido uno de los impulsores de la Alianza Shire, plataforma de innovación que investiga y aplica soluciones sostenibles para mejorar el acceso y la calidad de los servicios energéticos en los campos de refugiados.

“Esta alianza va mucho más allá de la cooperación tradicional, es un laboratorio que está generando mejores condiciones de vida en el campo de Adi-Harush (Shire, Etiopía)”, afirma.

Es la primera alianza en acción humanitaria en España, formada por empresas españolas –Iberdrola y Signify-, una fundación empresarial –Acciona.org-, la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) y la Universidad Politécnica de Madrid. Entre 2018 y 2022 se extenderá el acceso a energía a tres nuevos campos de refugiados con financiación de la UE.

Esta alianza “debe tomarse como ejemplo pare repensar radicalmente la cooperación para el desarrollo. Necesitamos un cambio de sistema. Lo que se está planteando es un modelo de generosidad radical, distinto y lejano de la obsesión por el proyecto, el ego o las medallas. Porque la agenda 2030 nos está hablando de una profunda, sistémica y acelerada transformación”.

Alianza Shire es un ejemplo de colaboración entre empresas energéticas competidoras y que, sin embargo, han logrado impulsar un interés común: multiplicar por 100 el proyecto no solo en fondos sino también en impacto, al conseguir un alcance de 50 000 personas.

“Es importante abandonar una visión tecnocéntrica de la innovación para centrarse en los cambios sociales y culturales. En la UE se están replanteando los programas centrándose en la idea de la direccionalidad de misión en la tecnología, la ciencia y la innovación”.

Hay elementos que hacen que las alianzas funcionen: las reglas, los procesos de trabajo y los valores.

“Seguimos pensando obsesivamente en términos de proyecto y no de proyecto interconectados, de plataformas de aprendizaje que permitan incorporar lo que aprendes. A través de la formación de los propios refugiados, los beneficiarios de la ayuda se convierten en actores que construyen una realidad”, explica Mataix.

Para Mataix, nos encontramos exactamente en mitad de la revolución digital: “Sabemos que en las revoluciones tecnológicas hay una primera etapa donde hay inversiones masivas y los beneficios se concentran en unos pocos, generando así desigualdad. Y que luego hay una etapa de transición en la que los beneficios de la tecnología se expanden y mejoran la vida de la gente. Nos encontramos en una fase de transición y lo que suceda va a depender de lo que sepamos negociar, interpretar y diseñar entre todos”.

Esta entrevista está incluida en el informe «Tecnología con propósito. El impacto social de la empresa en la era digital» que puedes descargarte aquí.